Menciona que no hay ideología que haga un relato del valor del casero, ya que es evidente que no produce valor alguno. En España creo que podemos ver ejemplos de una ideología que sí da valor al casero, lo protege y premia: el fenómeno de la okupación, instigado por la ultraderecha. En verdad, el objetivo real de los ataques no es el okupa; el enemigo es el inquilino que no puede pagar, cristalizado en un término digno de neolengua: el inquiokupa. Por qué tanto bombo a todo esto, que además erosiona a la izquierda?
Si la riqueza se invierte en lo inmobiliario, es normal que el dueño de dichos bienes intenten modificar la ley para que les sea más favorable. Si tengo una tienda de teléfonos, no sólo quiero que crujan al ladrón de teléfonos del escaparate. Al final, pocas veces me pasará esto teniendo un guarda de seguridad en la puerta. Al que quiero que crujan especialmente es al que ya no puede pagar el teléfono que vendo a plazos, que al final es mi verdadero modelo de negocio porque es más rentable gracias a los intereses. Con la ventaja además de que el teléfono, en esta metáfora, no pierde valor con el tiempo, al contrario.
La única manera de lograr esto es modificando la ventana de Oberton sobre los deshaucios. El deshauciado y los que protestan (grupos vecinales, gente vulnerable) pasan a ser socialmente mal vistos: "perroflautas" con intereses ocultos que no quieren que la ancianita que ahorró toda su vida para tener un piso en alquiler pueda cobrar el dinero por el que tanto trabajó. Es un caso real que salió en las noticias, por cierto, que luego se demostró ficticio.
Hace no tanto tiempo, tener a un gropúsculo cuasi paramilitar como Desokupa sería algo impensable. Hoy, reciben los aplausos de los sindicatos policiales y actúan con su aquiescencia.
Sí que creo que hay una ideología a favor de este modelo social, en definitiva.
Me refería a que, a pesar de todo lo que cuentas, nadie hace un relato virtuoso del casero, hasta quienes defienden esa actividad se centran en criminalizar a los inquilinos, porque es verdaderamente imposible explicar que los caseros producen un beneficio para la sociedad de la misma manera que se hacía con los empresarios (que producían bienes y empleos), los emprendedores (que innovan), los trabajadores (que mueven la maquinaria), etc.
Entiendo el matiz, y comparto esta idea en el artículo: el casero no produce nada. Es difícil argumentar que sí... intelectualmente hablando. Pero el sentimiento general no creo que vaya por ahí.
Me refiero más bien al relato a pie de calle: ahí, el casero es claramente virtuoso. La imagen del casero que se vende es la del currante que se mete en segunda hipoteca y alquila su piso para tener una fuente de ingresos para la vejez, o la de la mencionada ancianita que toda su vida ha ahorrado para poder tener una renta y dar el aguinaldo a los bisnietos. Ser casero es algo a aspirar. Un ejemplo para los demás.
Conozco varias personas que han comprado un piso como "inversión". Como en la antigua crisis. Dudo que cualquier conocido de ellos haya pensado: "marditos roedores, no suman nada al tejido productivo social, parasitan a la clase obrera". Más bien se aplaude el hecho de hacerlo, porque es una inversión con futuro.
El hecho de que la mayor parte de los pisos alquilados o adquiridos en estos últimos años pertenezcan a fondos buitre, gentrificación de barrios y demás lindezas ni siquiera entra dentro del radar social. Ni se hablará jamás. Los que controlan el relato en los medios no son los deshauciados precisamente.
Quién critica a Ana Rosa por tener 42 pisos en alquiler? Nadie. Pero a Ana Rosa (por poner un ejemplo) le interesa que los deshaucios se agilicen. Y hablo de AR como hablo de fondos buitre. Y los que pagan la publicidad y hacen "white wash" de Desokupa son ellos. El simple hecho de querer defender a las familias en situaciones críticas (donde podemos estar todos algún día) es algo considerado de extrema izquierda y radical.
A eso me refiero con que esa ideología (indirectamente) convierte al casero en virtuoso.
Hola María, me parece muy interesante tu punto de vista, pero creo que hay una contradicción que no has explicado, o que yo al menos, no encuentro explicación. Si no he entendido mal, hemos transicionado a una economía más digitalizada y menos tangible, en la que el capital ya no encuentra filones directos de inversión en activos y se vuelve más ocioso y deriva a la especulación. También hablas de los "bienes de abundancia", que son intangibles que se originan en la interacción social.
Si la ciudad es el nuevo petróleo, ¿no es la vivienda urbana precisamente el activo precursor de los bienes de abundancia que se mencionan? ¿No es la posibilidad de vivir en la ciudad un activo en sí mismo? Entonces el capital no estaría yendo “a lo incorrecto” invirtiendo en viviendas: más bien estaría siguiendo la lógica, capturando ese activo esencial.
Siguiendo este razonamiento, la ciudad funciona como un gran conglomerado productivo, en el que los habitantes generan valor simplemente con sus interacciones sociales. En consecuencia, la vivienda se convierte en un medio de producción en sí misma. El rentista sería el capitalista que invierte en ese medio de producción y lo pone a disposición del trabajador (arrendatario) a cambio de una renta, sin necesidad de que este adquiera el bien completo.
El problema lo estamos viendo cuando, para muchos, el coste de ese acceso a la ciudad (el alquiler) no resulta rentable respecto a los ingresos que generan ciertos perfiles profesionales; y es que no todas las personas son capaces de extraer la misma rentabilidad de la economía que planteas. En ese caso, la “ciudad-petróleo” deja de ser un recurso explotable para muchos y los obliga a buscar otros entornos más acordes a su perfil profesional: ciudades más baratas o trabajos mejor remunerados. Sin embargo, encontrar mejor remuneración es muy difícil a día de hoy, por lo que casi nadie quiere desplazarse si la diferencia apenas compensa abandonar la casa familiar.
Así que, por mucho que no comparto el carácter especulativo del rentista, me temo que el mercado en sí se mantiene congruente y el capital sigue su cauce natural de premiar a quien aporta valor. Lo que ocurre es que hemos digitalizado y globalizado casi todo, salvo nuestro sedentarismo.
En mi opinión, la vivienda es un monopolio público (sobre las licencias) que produce unas rentas cautivas y que no dependen de la capacidad de generar valor de nadie, sino de capturar prebendas de ese monopolio.
Me ha gustado el artículo, pero creo que hay una vuelta de tuerca más, y que la subida de precio se debe a una mezcla especulación + generación de valor.
Si damos por hecho que las ciudades generan rentabilidad en sí misma por el hecho de contener las interacciones sociales generadoras (lo que definías como "ciudad petróleo"), lo podríamos comparar con un "club Bitcoin" al que solo puedes acceder si tienes cierta cantidad de Bitcoin. El networking en este club genera valor para todos los participantes.
Con esta lógica el capital estaría generando al arrendatario el valor de "permitirle estar en el club" durante una cantidad de tiempo a placer, sin comprometerse a adquirir el Bitcoin. Es deber del arrendatario generar el valor suficiente para que alquilar ese Bitcoin le sea rentable. Por lo tanto
1.la vivienda genera riqueza porque genera valor como medio de producción.
2.El capital también genera riqueza especulativa por poseer ese Bitcoin, pero eso no depende de él ni de sus méritos, sino del comportamiento del resto de agentes del mercado.
Así que me quedo con tu solución de la ciudad con unas reglas nuevas: ni las viviendas se deberían comportar como un Bitcoin, ni las ciudades como un club Bitcoin. Es más, opino que la raíz del problema es ese club Bitcoin.
El intervencionismo en materia de vivienda y la defensa de la propiedad privada son incompatibles, por lo que eliminar el valor especulativo de la vivienda no me parece posible, por mucho que lo deteste. En cambio, eliminar el valor intrínseco de la ciudad, de la aglomeración de cerebros pensantes (teletrabajo, planificación policentrística, fiscalidad por áreas) me parece una solución más realista.
Yo es que no creo que la vivienda genere riqueza. Es la gente que vive allí la que genera riqueza. Igual que las oficinas no generan riqueza, sino que son los empresarios, y que los campos no generan riqueza, sino que son los agricultores.
¿No te parece que las licencias de vivienda son un monopolio? Para que no haya intervención, no debería haberlas. No?
Tienes razón en que la vivienda no genera riqueza, sino que son las personas, me he equivocado en mis términos. Lo que sí, es indispensable para la generación de riqueza, como todo medio de producción (siguiendo la lógica de la ciudad-petróleo sobre la que argumentamos). Para mí es donde radica el problema: en la doble utilización de la vivienda como medio de producción y bien de primera necesidad necesario para la subsistencia.
Coincido rotundamente en que las licencias de vivienda son un monopolio en manos del estado (ojo, no así los bitcoins que son descentralizados). Pero aún con lo poco que confío en el estado, creo que la planificación urbanística centralizada es necesaria a día de hoy. No veo un futuro realista en la que el estado soberano ceda el control de su territorio libremente.
La solución que yo propongo es eliminar la característica de "petróleo" de la ciudad-petróleo, es decir, que la ciudad sea sólo una localización geográfica y no un ente mercantil donde las personas, por el hecho de existir dentro, ya están generando (esta auto-generación de valor por el mero hecho de habitar en la ciudad es lo que llamabas bienes de abundancia, si no he entendido mal). En otras palabras: desvincular a la vivienda de su función productiva, pero no manipulando la vivienda, sino alterando su entorno.
Por primera vez en la historia, no necesitamos estar en la ciudad para comerciar con gente de la ciudad, del mismo modo que ya no necesitamos ir a una tienda para comprar. Tomando medidas para descongestionar las ciudades y distribuir a la población en otros centros, limitas el poder mercantil de la ciudad y por lo tanto la característica de sus viviendas como medio de producción.
Y por finalizar, e hilar con mi comentario inicial, no creo que el capital esté fluyendo de manera errática a bienes especulativos solamente. Es que la vivienda ha adquirido el carácter de medio de producción mucho más acusadamente de lo que podía adquirir en épocas pasadas cuando no se daba la generación de estos medios de abundancia.
Hola María, me parece muy interesante tu punto de vista, pero creo que hay una contradicción que no has explicado, o que yo al menos, no encuentro explicación. Si no he entendido mal, hemos transicionado a una economía más digitalizada y menos tangible, en la que el capital ya no encuentra filones directos de inversión en activos y se vuelve más ocioso y deriva a la especulación. También hablas de los "bienes de abundancia", que son intangibles que se originan en la interacción social.
Si la ciudad es el nuevo petróleo, ¿no es la vivienda urbana precisamente el activo precursor de los bienes de abundancia que se mencionan? ¿No es la posibilidad de vivir en la ciudad un activo en sí mismo? Entonces el capital no estaría yendo “a lo incorrecto” invirtiendo en viviendas: más bien estaría siguiendo la lógica, capturando ese activo esencial.
Siguiendo este razonamiento, la ciudad funciona como un gran conglomerado productivo, en el que los habitantes generan valor simplemente con sus interacciones sociales. En consecuencia, la vivienda se convierte en un medio de producción en sí misma. El rentista sería el capitalista que invierte en ese medio de producción y lo pone a disposición del trabajador (arrendatario) a cambio de una renta, sin necesidad de que este adquiera el bien completo.
El problema lo estamos viendo cuando, para muchos, el coste de ese acceso a la ciudad (el alquiler) no resulta rentable respecto a los ingresos que generan ciertos perfiles profesionales; y es que no todas las personas son capaces de extraer la misma rentabilidad de la economía que planteas. En ese caso, la “ciudad-petróleo” deja de ser un recurso explotable para muchos y los obliga a buscar otros entornos más acordes a su perfil profesional: ciudades más baratas o trabajos mejor remunerados. Sin embargo, encontrar mejor remuneración es muy difícil a día de hoy, por lo que casi nadie quiere desplazarse si la diferencia apenas compensa abandonar la casa familiar.
Así que, por mucho que no comparto el carácter especulativo del rentista, me temo que el mercado en sí se mantiene congruente y el capital sigue su cauce natural de premiar a quien aporta valor. Lo que ocurre es que hemos digitalizado y globalizado casi todo, salvo nuestro sedentarismo.
Hola María, me parece muy interesante tu punto de vista, pero creo que hay una contradicción que no has explicado, o que yo al menos, no encuentro explicación. Si no he entendido mal, hemos transicionado a una economía más digitalizada y menos tangible, en la que el capital ya no encuentra filones directos de inversión en activos y se vuelve más ocioso y deriva a la especulación. También hablas de los "bienes de abundancia", que son intangibles que se originan en la interacción social.
Si la ciudad es el nuevo petróleo, ¿no es la vivienda urbana precisamente el activo precursor de los bienes de abundancia que se mencionan? ¿No es la posibilidad de vivir en la ciudad un activo en sí mismo? Entonces el capital no estaría yendo “a lo incorrecto” invirtiendo en viviendas: más bien estaría siguiendo la lógica, capturando ese activo esencial.
Siguiendo este razonamiento, la ciudad funciona como un gran conglomerado productivo, en el que los habitantes generan valor simplemente con sus interacciones sociales. En consecuencia, la vivienda se convierte en un medio de producción en sí misma. El rentista sería el capitalista que invierte en ese medio de producción y lo pone a disposición del trabajador (arrendatario) a cambio de una renta, sin necesidad de que este adquiera el bien completo.
El problema lo estamos viendo cuando, para muchos, el coste de ese acceso a la ciudad (el alquiler) no resulta rentable respecto a los ingresos que generan ciertos perfiles profesionales; y es que no todas las personas son capaces de extraer la misma rentabilidad de la economía que planteas. En ese caso, la “ciudad-petróleo” deja de ser un recurso explotable para muchos y los obliga a buscar otros entornos más acordes a su perfil profesional: ciudades más baratas o trabajos mejor remunerados. Sin embargo, encontrar mejor remuneración es muy difícil a día de hoy, por lo que casi nadie quiere desplazarse si la diferencia apenas compensa abandonar la casa familiar.
Así que, por mucho que no comparto el carácter especulativo del rentista, me temo que el mercado en sí se mantiene congruente y el capital sigue su cauce natural de premiar a quien aporta valor. Lo que ocurre es que hemos digitalizado y globalizado casi todo, salvo nuestro sedentarismo.
Muy interesante. Pero creo que buscamos explicaciones complejas a problemas sencillos simplemente porque la solución implica romper nuestras creencias.
Con el precio de la vivienda en las grandes ciudades pasa eso. Demasiada gente en poco espacio, implica que el valor del suelo se dispara. Muchas demanda y poco oferta.
No se puede crear oferta porque no hay sitio. Pues actuemos sobre las demanda.
Saquemos gente de las ciudades.
¿Por qué no movemos la capital con todos sus órganos administrativos de Madrid a Cuenca?
Incentivemos fiscalmente que las empresas se instalen en los pueblos, donde hay millones de viviendas vacías.
En cualquier caso las ideologías actuales no van a dar respuesta a esto, sobre eso reflexione en mi Newsletter, lo dejo por si fuera de interés.
No tengo acceso a leer tu artículo sobre licencia del alquiler, pero esta semana he aprendido sobre el Georgismo, a través de Gary Stevenson. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
El wokismo, aunque pueda ser instigado por las élites económicas, es una cuestión social y de políticas de identidad. No tiene que ver con la erosión de la economía en favor de la plutonomía, ni el desempleo, ni la economía extractiva de la vivienda. Por cierto, ¿rentista y extractiva serían equivalentes?
En mi opinión, sí. En realidad es lo que defendían los liberales clásicos también. El rentismo, en la medida en que no crea nada de valor y solo busca una fuente preexistente de renta, es extractivo de las otras actividades que sí generan valor en la sociedad.
Ilústrame porque no sé mucho de economía. ¿Por liberales clásicos entendemos Adam Smith y compañía? ¿Capitalismo inicial?
Si al extractismo de la renta le llamamos rentismo, ¿cómo se llamaría el extractismo de aquellos que extraen de sus trabajadores? En plan los que echan a 400 trabajadores de una corporación y se asignan un bonus de 20 millones.
Desde luego lo es, pero esa no era mi pregunta. Si el rentismo es extraer a través de los immuebles, ¿cómo se llamaría al acto de extraer a tus trabajadores? O dicho de otra forma, ¿qué otras economías extractivas existen? Es probable que desconozca muchas de ellas.
Sobre los liberales clásicos, manda huevos. Creí que Adam Smith hablaba del capitalismo como algo inherentemente productivo, y no daría margen a sentarse sobre la pila de dinero improductivo que es el rentismo.
La "plutonomía" no es un complemento a la economía... es su ilusión óptica. El supuesto capital "productivo" siempre fue extractivo, solo cambia el terreno de caza. Las "licencias" para viviendas son parches cosmológicos... el sistema no se ha desviado, funciona exactamente como fue diseñado.
Lo perturbador no es la escasez en la abundancia... es que la abundancia misma es la nueva forma de escasez. La semana de 4 días no resuelve nada... sólo cambia el cómo mientras mantiene intacto el qué.
Las ciudades no son fábricas de valor... son recintos amurallados donde el capital decidió que ocurriría el futuro.
Lo único abundante es la narrativa que vende como solución lo que perpetúa el problema.
Me gusta lo que explicas y como lo haces, solo discrepo en la visión de que no se puede abandonar las ciudades porque ahí está la riqueza y mi sentimiento es el contrario, creo que urge abandonar las grandes ciudades porque los humanos solo tenemos la vida y en esos sitios no hay calidad de vida , que es lo que hay que perseguir
La riqueza como meta alcanzable para todos es una mentira que solo cuenta para que el ciudadano común se suba a la rueda del capitalismo persiguiendo una zanahoria y generando riqueza para los de siempre
Yo abandoné Barcelona, vivo en un pequeño pueblo navarro y trabajo en Pamplona, necesito menos tiempo para movilizarme, menos dinero para vivir y ganó lo mismo que en Barcelona de nómina
Tus artículos son un claro ejemplo de plutonomía. Aportan valor en abundancia!
Hay un párrafo que no comparto.
Menciona que no hay ideología que haga un relato del valor del casero, ya que es evidente que no produce valor alguno. En España creo que podemos ver ejemplos de una ideología que sí da valor al casero, lo protege y premia: el fenómeno de la okupación, instigado por la ultraderecha. En verdad, el objetivo real de los ataques no es el okupa; el enemigo es el inquilino que no puede pagar, cristalizado en un término digno de neolengua: el inquiokupa. Por qué tanto bombo a todo esto, que además erosiona a la izquierda?
Si la riqueza se invierte en lo inmobiliario, es normal que el dueño de dichos bienes intenten modificar la ley para que les sea más favorable. Si tengo una tienda de teléfonos, no sólo quiero que crujan al ladrón de teléfonos del escaparate. Al final, pocas veces me pasará esto teniendo un guarda de seguridad en la puerta. Al que quiero que crujan especialmente es al que ya no puede pagar el teléfono que vendo a plazos, que al final es mi verdadero modelo de negocio porque es más rentable gracias a los intereses. Con la ventaja además de que el teléfono, en esta metáfora, no pierde valor con el tiempo, al contrario.
La única manera de lograr esto es modificando la ventana de Oberton sobre los deshaucios. El deshauciado y los que protestan (grupos vecinales, gente vulnerable) pasan a ser socialmente mal vistos: "perroflautas" con intereses ocultos que no quieren que la ancianita que ahorró toda su vida para tener un piso en alquiler pueda cobrar el dinero por el que tanto trabajó. Es un caso real que salió en las noticias, por cierto, que luego se demostró ficticio.
Hace no tanto tiempo, tener a un gropúsculo cuasi paramilitar como Desokupa sería algo impensable. Hoy, reciben los aplausos de los sindicatos policiales y actúan con su aquiescencia.
Sí que creo que hay una ideología a favor de este modelo social, en definitiva.
Gracias por el comentario, Miguel!
Me refería a que, a pesar de todo lo que cuentas, nadie hace un relato virtuoso del casero, hasta quienes defienden esa actividad se centran en criminalizar a los inquilinos, porque es verdaderamente imposible explicar que los caseros producen un beneficio para la sociedad de la misma manera que se hacía con los empresarios (que producían bienes y empleos), los emprendedores (que innovan), los trabajadores (que mueven la maquinaria), etc.
Entiendo el matiz, y comparto esta idea en el artículo: el casero no produce nada. Es difícil argumentar que sí... intelectualmente hablando. Pero el sentimiento general no creo que vaya por ahí.
Me refiero más bien al relato a pie de calle: ahí, el casero es claramente virtuoso. La imagen del casero que se vende es la del currante que se mete en segunda hipoteca y alquila su piso para tener una fuente de ingresos para la vejez, o la de la mencionada ancianita que toda su vida ha ahorrado para poder tener una renta y dar el aguinaldo a los bisnietos. Ser casero es algo a aspirar. Un ejemplo para los demás.
Conozco varias personas que han comprado un piso como "inversión". Como en la antigua crisis. Dudo que cualquier conocido de ellos haya pensado: "marditos roedores, no suman nada al tejido productivo social, parasitan a la clase obrera". Más bien se aplaude el hecho de hacerlo, porque es una inversión con futuro.
El hecho de que la mayor parte de los pisos alquilados o adquiridos en estos últimos años pertenezcan a fondos buitre, gentrificación de barrios y demás lindezas ni siquiera entra dentro del radar social. Ni se hablará jamás. Los que controlan el relato en los medios no son los deshauciados precisamente.
Quién critica a Ana Rosa por tener 42 pisos en alquiler? Nadie. Pero a Ana Rosa (por poner un ejemplo) le interesa que los deshaucios se agilicen. Y hablo de AR como hablo de fondos buitre. Y los que pagan la publicidad y hacen "white wash" de Desokupa son ellos. El simple hecho de querer defender a las familias en situaciones críticas (donde podemos estar todos algún día) es algo considerado de extrema izquierda y radical.
A eso me refiero con que esa ideología (indirectamente) convierte al casero en virtuoso.
Tus artículos son brillantes, María. Gracias por compartirlos.
Excelente reflexión!
Es precioso María. Escribes como una pro.
Hola María, me parece muy interesante tu punto de vista, pero creo que hay una contradicción que no has explicado, o que yo al menos, no encuentro explicación. Si no he entendido mal, hemos transicionado a una economía más digitalizada y menos tangible, en la que el capital ya no encuentra filones directos de inversión en activos y se vuelve más ocioso y deriva a la especulación. También hablas de los "bienes de abundancia", que son intangibles que se originan en la interacción social.
Si la ciudad es el nuevo petróleo, ¿no es la vivienda urbana precisamente el activo precursor de los bienes de abundancia que se mencionan? ¿No es la posibilidad de vivir en la ciudad un activo en sí mismo? Entonces el capital no estaría yendo “a lo incorrecto” invirtiendo en viviendas: más bien estaría siguiendo la lógica, capturando ese activo esencial.
Siguiendo este razonamiento, la ciudad funciona como un gran conglomerado productivo, en el que los habitantes generan valor simplemente con sus interacciones sociales. En consecuencia, la vivienda se convierte en un medio de producción en sí misma. El rentista sería el capitalista que invierte en ese medio de producción y lo pone a disposición del trabajador (arrendatario) a cambio de una renta, sin necesidad de que este adquiera el bien completo.
El problema lo estamos viendo cuando, para muchos, el coste de ese acceso a la ciudad (el alquiler) no resulta rentable respecto a los ingresos que generan ciertos perfiles profesionales; y es que no todas las personas son capaces de extraer la misma rentabilidad de la economía que planteas. En ese caso, la “ciudad-petróleo” deja de ser un recurso explotable para muchos y los obliga a buscar otros entornos más acordes a su perfil profesional: ciudades más baratas o trabajos mejor remunerados. Sin embargo, encontrar mejor remuneración es muy difícil a día de hoy, por lo que casi nadie quiere desplazarse si la diferencia apenas compensa abandonar la casa familiar.
Así que, por mucho que no comparto el carácter especulativo del rentista, me temo que el mercado en sí se mantiene congruente y el capital sigue su cauce natural de premiar a quien aporta valor. Lo que ocurre es que hemos digitalizado y globalizado casi todo, salvo nuestro sedentarismo.
Creo que esto te puede aclarar mi posición en este debate: https://abundancia.maria-alvarez.com/p/la-ciudad-es-nuestro-bitcoin
En mi opinión, la vivienda es un monopolio público (sobre las licencias) que produce unas rentas cautivas y que no dependen de la capacidad de generar valor de nadie, sino de capturar prebendas de ese monopolio.
Me ha gustado el artículo, pero creo que hay una vuelta de tuerca más, y que la subida de precio se debe a una mezcla especulación + generación de valor.
Si damos por hecho que las ciudades generan rentabilidad en sí misma por el hecho de contener las interacciones sociales generadoras (lo que definías como "ciudad petróleo"), lo podríamos comparar con un "club Bitcoin" al que solo puedes acceder si tienes cierta cantidad de Bitcoin. El networking en este club genera valor para todos los participantes.
Con esta lógica el capital estaría generando al arrendatario el valor de "permitirle estar en el club" durante una cantidad de tiempo a placer, sin comprometerse a adquirir el Bitcoin. Es deber del arrendatario generar el valor suficiente para que alquilar ese Bitcoin le sea rentable. Por lo tanto
1.la vivienda genera riqueza porque genera valor como medio de producción.
2.El capital también genera riqueza especulativa por poseer ese Bitcoin, pero eso no depende de él ni de sus méritos, sino del comportamiento del resto de agentes del mercado.
Así que me quedo con tu solución de la ciudad con unas reglas nuevas: ni las viviendas se deberían comportar como un Bitcoin, ni las ciudades como un club Bitcoin. Es más, opino que la raíz del problema es ese club Bitcoin.
El intervencionismo en materia de vivienda y la defensa de la propiedad privada son incompatibles, por lo que eliminar el valor especulativo de la vivienda no me parece posible, por mucho que lo deteste. En cambio, eliminar el valor intrínseco de la ciudad, de la aglomeración de cerebros pensantes (teletrabajo, planificación policentrística, fiscalidad por áreas) me parece una solución más realista.
Yo es que no creo que la vivienda genere riqueza. Es la gente que vive allí la que genera riqueza. Igual que las oficinas no generan riqueza, sino que son los empresarios, y que los campos no generan riqueza, sino que son los agricultores.
¿No te parece que las licencias de vivienda son un monopolio? Para que no haya intervención, no debería haberlas. No?
Tienes razón en que la vivienda no genera riqueza, sino que son las personas, me he equivocado en mis términos. Lo que sí, es indispensable para la generación de riqueza, como todo medio de producción (siguiendo la lógica de la ciudad-petróleo sobre la que argumentamos). Para mí es donde radica el problema: en la doble utilización de la vivienda como medio de producción y bien de primera necesidad necesario para la subsistencia.
Coincido rotundamente en que las licencias de vivienda son un monopolio en manos del estado (ojo, no así los bitcoins que son descentralizados). Pero aún con lo poco que confío en el estado, creo que la planificación urbanística centralizada es necesaria a día de hoy. No veo un futuro realista en la que el estado soberano ceda el control de su territorio libremente.
La solución que yo propongo es eliminar la característica de "petróleo" de la ciudad-petróleo, es decir, que la ciudad sea sólo una localización geográfica y no un ente mercantil donde las personas, por el hecho de existir dentro, ya están generando (esta auto-generación de valor por el mero hecho de habitar en la ciudad es lo que llamabas bienes de abundancia, si no he entendido mal). En otras palabras: desvincular a la vivienda de su función productiva, pero no manipulando la vivienda, sino alterando su entorno.
Por primera vez en la historia, no necesitamos estar en la ciudad para comerciar con gente de la ciudad, del mismo modo que ya no necesitamos ir a una tienda para comprar. Tomando medidas para descongestionar las ciudades y distribuir a la población en otros centros, limitas el poder mercantil de la ciudad y por lo tanto la característica de sus viviendas como medio de producción.
Y por finalizar, e hilar con mi comentario inicial, no creo que el capital esté fluyendo de manera errática a bienes especulativos solamente. Es que la vivienda ha adquirido el carácter de medio de producción mucho más acusadamente de lo que podía adquirir en épocas pasadas cuando no se daba la generación de estos medios de abundancia.
Hola María, me parece muy interesante tu punto de vista, pero creo que hay una contradicción que no has explicado, o que yo al menos, no encuentro explicación. Si no he entendido mal, hemos transicionado a una economía más digitalizada y menos tangible, en la que el capital ya no encuentra filones directos de inversión en activos y se vuelve más ocioso y deriva a la especulación. También hablas de los "bienes de abundancia", que son intangibles que se originan en la interacción social.
Si la ciudad es el nuevo petróleo, ¿no es la vivienda urbana precisamente el activo precursor de los bienes de abundancia que se mencionan? ¿No es la posibilidad de vivir en la ciudad un activo en sí mismo? Entonces el capital no estaría yendo “a lo incorrecto” invirtiendo en viviendas: más bien estaría siguiendo la lógica, capturando ese activo esencial.
Siguiendo este razonamiento, la ciudad funciona como un gran conglomerado productivo, en el que los habitantes generan valor simplemente con sus interacciones sociales. En consecuencia, la vivienda se convierte en un medio de producción en sí misma. El rentista sería el capitalista que invierte en ese medio de producción y lo pone a disposición del trabajador (arrendatario) a cambio de una renta, sin necesidad de que este adquiera el bien completo.
El problema lo estamos viendo cuando, para muchos, el coste de ese acceso a la ciudad (el alquiler) no resulta rentable respecto a los ingresos que generan ciertos perfiles profesionales; y es que no todas las personas son capaces de extraer la misma rentabilidad de la economía que planteas. En ese caso, la “ciudad-petróleo” deja de ser un recurso explotable para muchos y los obliga a buscar otros entornos más acordes a su perfil profesional: ciudades más baratas o trabajos mejor remunerados. Sin embargo, encontrar mejor remuneración es muy difícil a día de hoy, por lo que casi nadie quiere desplazarse si la diferencia apenas compensa abandonar la casa familiar.
Así que, por mucho que no comparto el carácter especulativo del rentista, me temo que el mercado en sí se mantiene congruente y el capital sigue su cauce natural de premiar a quien aporta valor. Lo que ocurre es que hemos digitalizado y globalizado casi todo, salvo nuestro sedentarismo.
Hola María, me parece muy interesante tu punto de vista, pero creo que hay una contradicción que no has explicado, o que yo al menos, no encuentro explicación. Si no he entendido mal, hemos transicionado a una economía más digitalizada y menos tangible, en la que el capital ya no encuentra filones directos de inversión en activos y se vuelve más ocioso y deriva a la especulación. También hablas de los "bienes de abundancia", que son intangibles que se originan en la interacción social.
Si la ciudad es el nuevo petróleo, ¿no es la vivienda urbana precisamente el activo precursor de los bienes de abundancia que se mencionan? ¿No es la posibilidad de vivir en la ciudad un activo en sí mismo? Entonces el capital no estaría yendo “a lo incorrecto” invirtiendo en viviendas: más bien estaría siguiendo la lógica, capturando ese activo esencial.
Siguiendo este razonamiento, la ciudad funciona como un gran conglomerado productivo, en el que los habitantes generan valor simplemente con sus interacciones sociales. En consecuencia, la vivienda se convierte en un medio de producción en sí misma. El rentista sería el capitalista que invierte en ese medio de producción y lo pone a disposición del trabajador (arrendatario) a cambio de una renta, sin necesidad de que este adquiera el bien completo.
El problema lo estamos viendo cuando, para muchos, el coste de ese acceso a la ciudad (el alquiler) no resulta rentable respecto a los ingresos que generan ciertos perfiles profesionales; y es que no todas las personas son capaces de extraer la misma rentabilidad de la economía que planteas. En ese caso, la “ciudad-petróleo” deja de ser un recurso explotable para muchos y los obliga a buscar otros entornos más acordes a su perfil profesional: ciudades más baratas o trabajos mejor remunerados. Sin embargo, encontrar mejor remuneración es muy difícil a día de hoy, por lo que casi nadie quiere desplazarse si la diferencia apenas compensa abandonar la casa familiar.
Así que, por mucho que no comparto el carácter especulativo del rentista, me temo que el mercado en sí se mantiene congruente y el capital sigue su cauce natural de premiar a quien aporta valor. Lo que ocurre es que hemos digitalizado y globalizado casi todo, salvo nuestro sedentarismo.
Muy interesante. Pero creo que buscamos explicaciones complejas a problemas sencillos simplemente porque la solución implica romper nuestras creencias.
Con el precio de la vivienda en las grandes ciudades pasa eso. Demasiada gente en poco espacio, implica que el valor del suelo se dispara. Muchas demanda y poco oferta.
No se puede crear oferta porque no hay sitio. Pues actuemos sobre las demanda.
Saquemos gente de las ciudades.
¿Por qué no movemos la capital con todos sus órganos administrativos de Madrid a Cuenca?
Incentivemos fiscalmente que las empresas se instalen en los pueblos, donde hay millones de viviendas vacías.
En cualquier caso las ideologías actuales no van a dar respuesta a esto, sobre eso reflexione en mi Newsletter, lo dejo por si fuera de interés.
https://open.substack.com/pub/elcazadordedatos/p/estas-son-mis-creencias-i?utm_source=share&utm_medium=android&r=1phtc7
No tengo acceso a leer tu artículo sobre licencia del alquiler, pero esta semana he aprendido sobre el Georgismo, a través de Gary Stevenson. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Brillante artículo, pero enorme patinada con el wokismo. ¡Nada tiene que ver!
Hm? Creo que no te entiendo bien. Cuál es la patinada?
El wokismo, aunque pueda ser instigado por las élites económicas, es una cuestión social y de políticas de identidad. No tiene que ver con la erosión de la economía en favor de la plutonomía, ni el desempleo, ni la economía extractiva de la vivienda. Por cierto, ¿rentista y extractiva serían equivalentes?
En mi opinión, sí. En realidad es lo que defendían los liberales clásicos también. El rentismo, en la medida en que no crea nada de valor y solo busca una fuente preexistente de renta, es extractivo de las otras actividades que sí generan valor en la sociedad.
Ilústrame porque no sé mucho de economía. ¿Por liberales clásicos entendemos Adam Smith y compañía? ¿Capitalismo inicial?
Si al extractismo de la renta le llamamos rentismo, ¿cómo se llamaría el extractismo de aquellos que extraen de sus trabajadores? En plan los que echan a 400 trabajadores de una corporación y se asignan un bonus de 20 millones.
Sí, esos liberales clásicos.
A ti no te parece que el rentismo sea extractivo?
Desde luego lo es, pero esa no era mi pregunta. Si el rentismo es extraer a través de los immuebles, ¿cómo se llamaría al acto de extraer a tus trabajadores? O dicho de otra forma, ¿qué otras economías extractivas existen? Es probable que desconozca muchas de ellas.
Sobre los liberales clásicos, manda huevos. Creí que Adam Smith hablaba del capitalismo como algo inherentemente productivo, y no daría margen a sentarse sobre la pila de dinero improductivo que es el rentismo.
La "plutonomía" no es un complemento a la economía... es su ilusión óptica. El supuesto capital "productivo" siempre fue extractivo, solo cambia el terreno de caza. Las "licencias" para viviendas son parches cosmológicos... el sistema no se ha desviado, funciona exactamente como fue diseñado.
Lo perturbador no es la escasez en la abundancia... es que la abundancia misma es la nueva forma de escasez. La semana de 4 días no resuelve nada... sólo cambia el cómo mientras mantiene intacto el qué.
Las ciudades no son fábricas de valor... son recintos amurallados donde el capital decidió que ocurriría el futuro.
Lo único abundante es la narrativa que vende como solución lo que perpetúa el problema.
Me gusta lo que explicas y como lo haces, solo discrepo en la visión de que no se puede abandonar las ciudades porque ahí está la riqueza y mi sentimiento es el contrario, creo que urge abandonar las grandes ciudades porque los humanos solo tenemos la vida y en esos sitios no hay calidad de vida , que es lo que hay que perseguir
La riqueza como meta alcanzable para todos es una mentira que solo cuenta para que el ciudadano común se suba a la rueda del capitalismo persiguiendo una zanahoria y generando riqueza para los de siempre
Yo abandoné Barcelona, vivo en un pequeño pueblo navarro y trabajo en Pamplona, necesito menos tiempo para movilizarme, menos dinero para vivir y ganó lo mismo que en Barcelona de nómina
Además de que si la plutonomía se expresa mucho por Internet, da igual donde vivas siempre y cuando tengas WiFi.